El sistema óptico de la biolámpara es capaz de generar radiaciones polarizadas que sólo contienen un componente seleccionado del espectro luminoso. Algunas ondas sólo penetran en la superficie de la piel y son adecuadas para los defectos superficiales. Otras ondas penetran intencionadamente en estructuras tisulares más profundas (de 4,5 a 6 cm de profundidad bajo la piel) y tratan las propias células, donde la acción de la luz polarizada activa los procesos bioquímicos de autocuración, el proceso de regeneración del organismo y refuerza la inmunidad.
La radiación polarizada puede penetrar en casi todas las partes del cuerpo. Por lo tanto, la biolámpara es un medio excelente no sólo para prevenir enfermedades, sino también un medio para acelerar la curación.