Efectos básicos de la acción
Cuando se utilizan biolámparas (como fuente de luz polarizada), se producen fenómenos que desencadenan y estimulan el curso de los procesos de control a nivel celular en el tejido y, en consecuencia, ralentizan la enfermedad y los procesos degenerativos en estas células. Dado que en cada célula de todo el organismo tienen lugar procesos bioquímicos específicos, este fenómeno puede describirse como estratégicamente importante para el curso ulterior de los procesos curativos que, desde este punto de vista, afectan a todo el organismo. En la práctica, los efectos individuales suelen combinarse y entrelazarse.
III. Efecto antiinflamatorio
Los tejidos responden a los daños, que pueden tener diferentes causas, con una reacción compleja que denominamos inflamación. Las células dañadas liberan entonces determinadas sustancias (histamina, serotonina y muchas otras), aumenta el flujo sanguíneo local y la permeabilidad de las paredes de los vasos sanguíneos, con lo que entra más líquido en el espacio intertejido y se produce la inflamación.
En este complejo sistema de defensa, la luz polarizada desempeña un papel importante en la acción terapéutica. La luz polarizada actúa en toda la gama de síntomas inflamatorios clásicos: contra la hinchazón, el dolor, el enrojecimiento y el calentamiento. En comparación con las aplicaciones fisioterapéuticas clásicas anteriores, la fototerapia tiene la ventaja de que en su acción no interviene ningún factor térmico (calor). Además, podemos irradiar las afecciones inflamatorias con luz roja polarizada monocromática, desde el inicio de la inflamación.
En resumen, podemos decir que el efecto de la luz polarizada monocromática sobre los cambios inflamatorios consiste en la estimulación de la defensa humoral y en la activación de la defensa inmunológica del organismo.
La acción de la luz polarizada sobre el organismo debe entenderse como un proceso complejo, cuyo resultado es una determinada reacción del organismo a esta acción manifestada como - efecto bioestimulante, analgésico, antiinflamatorio.
I. Efecto de bioestimulación
Con este término nos referimos principalmente a la estimulación de las células por la energía luminosa, con aceleración de la división celular en diversos tejidos, optimización del metabolismo y aumento general de la energía celular, o ajuste de esta energía a niveles normales.
El requisito previo para el efecto de bioestimulación es también la aceleración de la regeneración de los vasos sanguíneos y linfáticos y, por tanto, la mejora de la vascularización (crecimiento excesivo de vasos sanguíneos) del tejido. El efecto resultante es entonces acelerar la revitalización (reanimación) y la curación de la zona afectada (tejido). La luz polarizada tiene el efecto más positivo sobre las propiedades del tejido recién formado; por ejemplo, una cicatriz en un músculo esquelético alcanza una resistencia a la tracción mucho mayor tras la estimulación con energía luminosa.
II. Efecto analgésico
El dolor es un fenómeno asociado al daño tisular o es un síntoma de muchos trastornos y enfermedades. El dolor es registrado por sensores (los llamados nociceptores) que responden a cambios en la permeabilidad de la membrana sensorial. La información así obtenida se transmite por fibras nerviosas a la médula espinal, donde se conecta a sistemas ascendentes que conducen la información sobre el dolor al cerebro.
El efecto antidolor positivo de la luz polarizada radica en:
- Un efecto analgésico local (tópico), que se ve favorecido por la estimulación de las mucosas, lo que se traduce en una mejora y aceleración del drenaje linfático de la zona afectada.
- Influir en la producción y liberación de sustancias (opioides endógenos) que ayudan a inducir el efecto analgésico deseado
- Ralentización de la degeneración de las fibras nerviosas
- Reducción de la irritabilidad nerviosa, por acción directa sobre las terminaciones nerviosas