La lámpara de fototerapia contribuyó a mi bienestar y a que ganara la medalla...

¿Cómo se inició en la fototerapia?

El primer contacto fue aproximadamente en 1995, cuando tuve una tendinitis en la muñeca. Fui a nuestro centro de rehabilitación y me trataron la inflamación con la clásica biolámpara halógena. Fui unas dos veces por semana durante tres semanas y la inflamación se curó. Después nada durante mucho tiempo y la siguiente cita fue justo antes de Atenas con su biolámpara.

¿Cuál era el problema de tu rodilla en las Olimpiadas?

Creo que eran tendones musculares fatigados por el estrés debido a la carga prolongada y a la inflamación de la cápsula articular. Sin embargo, no la traté mucho, sólo varias cremas durante 2 meses, y me seguía doliendo; esto fue justo antes de las Olimpiadas. Entonces, unos 10 días antes de ir a Atenas, me quejé al seleccionador nacional, el Dr. Vetvicko, y me recomendó una biolámpara, y la verdad es que desapareció durante esos 10 días, y luego estuve bien para las Olimpiadas.

Apliqué la luz de la biolámpara en modo de pulso; curiosamente, en el primer minuto de encender la luz, sentí que el dolor aumentaba ligeramente, pero desapareció muy rápido durante el siguiente tratamiento y la rodilla quedó sin dolor. Esto me ayudó a realizar toda la regata olímpica de vela prácticamente sin dolor y sin duda contribuyó a mi bienestar y a la obtención de medallas.

¿Y cómo utiliza Biostimul hoy en día?

Una vez que tuve el Biostimul en casa, empecé a utilizarlo para todo tipo de cosas. Me compré el inalámbrico, recargable, aprendí a llevarlo siempre conmigo y a utilizarlo tranquilamente en público cuando algo empezaba a molestarme, incluso en un restaurante, por ejemplo. Siempre que tengo que ocuparme de un tema de salud y tengo un momento, lo uso enseguida.